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martes, 18 de noviembre de 2014

Pharos

El nombre de “faro” se debe a la isla de Pharos en la que se ubicaba el de Alejandría. Con sus aproximados 134 metros, con un fuego de leña en su cima, guio a los marinos de Egipto durante dos milenios aproximadamente.

Un terremoto lo derribó en el siglo XIV y su luz dejó de alumbrar la noche. Su luminosidad ha cambiado con el tiempo: del primitivo fardo de leña, pasando por el carbón, las lámparas de aceite de distintos tipos, hasta la electrificación final.

Estos cíclopes de la noche nos han hecho formar la asociación. Todos con el mismo fin y todos distintos. No deja de tener su encanto ver las diferencias que presentan, desde su estructura, pasando por su altura, hasta su ubicación.

Una historia fascinante, unas edificaciones maravillosas, un sentimiento común que nos hacen comenzar esta aventura y compartirla con todo el que se quiera sumar a ella.




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