Este faro de 2º orden está emplazado en la punta más saliente del cabo, donde estuvo el antiguo castillo de San Francisco de Paula (38º 43’N – 2º 11’2’’W).
Tras 10 años de discusiones entre los militares, la marina y obras públicas, para situar una batería de costa en aquellas ruinas y el faro, y un fallido inicio de construcción (por la notable ocultación que el cerro y el castillo producían a la luz), en 1861 se aprobó el proyecto definitivo, encendiéndose el faro el 30 de abril de 1863, con una óptica giratoria y lámpara de aceite de oliva atendida por tres torreros, dando la apariencia de luz fija variada por eclipses de 30 segundos en 30 segundos y un alcance de 19 millas. A partir de agosto de 1882 la lámpara se alimentó con parafina, y con petróleo desde 1902. En noviembre de 1914 fue sustituido el alumbrado por el de incandescencia a vapor de petróleo a presión. En 1917 se fijó la apariencia definitiva en destellos relámpagos equidistantes. Para conseguirla se reformó el aparato y el mecanismo de giro.
En noviembre de 1973 entró en servicio un radiofaro y dos años después se estrenó una nueva instalación luminosa para dar destellos de luz blanca a 30 millas de distancia. El foco luminoso está situado a 51 metros sobre el nivel del mar y 18 sobre el terreno. Para completar los sistemas de ayuda, en 1978 empezó a funcionar una sirena de 7 millas de alcance.
Distante 27 km de Almería, se llega por la carretera que bordea la costa hasta San Miguel y la Fabriquilla, continuando por una estrecha carretera asfaltada que se eleva y bordea el acantilado hasta descubrir la espléndida vista del Cabo y sus alrededores. El faro se encuentra en la parte más saliente del mar, en el marco de áridas montañas y aguas cristalinas.
Entre los sucesos ocurridos a lo largo de su historia, es de destacar un hecho curioso que tuvo lugar en diciembre de 1917. La limpieza de los eyectores de la lámpara (operación frecuente que llevaba aparejada la disminución momentánea de la luz) hizo sospechar a los servicios secretos británicos que se utilizaba el faro para transmitir señales a los submarinos alemanes.
También, a consecuencia de un ataque aéreo en julio de 1937, se produjeron diversos daños y los torreros solicitaron la construcción de un refugio contra bombardeos que incluso llegó a aprobarse, pero que no se ejecutó.
Tras 10 años de discusiones entre los militares, la marina y obras públicas, para situar una batería de costa en aquellas ruinas y el faro, y un fallido inicio de construcción (por la notable ocultación que el cerro y el castillo producían a la luz), en 1861 se aprobó el proyecto definitivo, encendiéndose el faro el 30 de abril de 1863, con una óptica giratoria y lámpara de aceite de oliva atendida por tres torreros, dando la apariencia de luz fija variada por eclipses de 30 segundos en 30 segundos y un alcance de 19 millas. A partir de agosto de 1882 la lámpara se alimentó con parafina, y con petróleo desde 1902. En noviembre de 1914 fue sustituido el alumbrado por el de incandescencia a vapor de petróleo a presión. En 1917 se fijó la apariencia definitiva en destellos relámpagos equidistantes. Para conseguirla se reformó el aparato y el mecanismo de giro.
En noviembre de 1973 entró en servicio un radiofaro y dos años después se estrenó una nueva instalación luminosa para dar destellos de luz blanca a 30 millas de distancia. El foco luminoso está situado a 51 metros sobre el nivel del mar y 18 sobre el terreno. Para completar los sistemas de ayuda, en 1978 empezó a funcionar una sirena de 7 millas de alcance.
Distante 27 km de Almería, se llega por la carretera que bordea la costa hasta San Miguel y la Fabriquilla, continuando por una estrecha carretera asfaltada que se eleva y bordea el acantilado hasta descubrir la espléndida vista del Cabo y sus alrededores. El faro se encuentra en la parte más saliente del mar, en el marco de áridas montañas y aguas cristalinas.
Entre los sucesos ocurridos a lo largo de su historia, es de destacar un hecho curioso que tuvo lugar en diciembre de 1917. La limpieza de los eyectores de la lámpara (operación frecuente que llevaba aparejada la disminución momentánea de la luz) hizo sospechar a los servicios secretos británicos que se utilizaba el faro para transmitir señales a los submarinos alemanes.
También, a consecuencia de un ataque aéreo en julio de 1937, se produjeron diversos daños y los torreros solicitaron la construcción de un refugio contra bombardeos que incluso llegó a aprobarse, pero que no se ejecutó.
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