SISTEMAS ÓPTICOS Y FORMAS DE IDENTIFICACIÓN
Los problemas que se planteaban para el máximo aprovechamiento de las fuentes luminosas no afectaban únicamente al diseño de las lámparas o al tipo de combustible. Factores fundamentales fueron el cómo conseguir que la escasa radiación no se perdiesen casi íntegramente y llegasen en la mayor medida posible al ojo del navegante.
Por otra parte, el aumento del número de luces obligaba al estudio de algún método que pudiera diferenciar unos de otro, indicando al marino su situación aproximada.
Los reflectores
La primera idea para resolver el problema fue la de situar un espejo reflector detrás de la llama. El inconveniente del limitado ángulo de visión que producía, se resuelve con la primera luz giratoria, instalada en el faro de Carlsten (Suecia).
Esta forma de aprovechamiento de los rayos por reflexión es conocida como catóptrica.
Las lentes
La aplicación de las lentes para refractar y concentrar los rayos de una fuente luminosa en un haz paralelo se realizó por primera vez en los faros ingleses. El humo de las lámparas y la gran absorción de los gruesos cristales arrinconaron esta idea. Para evitar este inconveniente, en 1748, Buffon había sugerido cortarlo en rebanadas, puliendo las caras. Cinco años más tarde, Condorcet propuso hacer las lentes en piezas separadas. Sin embargo, hasta que Fresnel descubrió en 1819 los aparatos lenticulares, no se había reconocido la importancia que tenía este sistema que ha llegado a ser casi exclusivo.
Basado en eliminar la parte del cristal que no tenía efectividad y que producía las aberraciones y distorsiones, Fresnel llegó a la solución buscada con la lente escalonada conocida como dioptrio.
La necesidad de distinguir los faros llevó a la aplicación de varios métodos que fueron evolucionando y mejorando. Las bases generales, que son las que hoy esencialmente subsisten, eran las siguientes: las apariencias empleadas debían ser las de destellos relámpagos de color blanco, en agrupaciones de corto número y de sencilla combinación, de modo que para el reconocimiento de una luz no se emplease tiempo superior a un minuto. Las apariencias debían ser distintas en un radio de 100 millas para los faros de recalada y 50 para los de costa, evitando luces fijas para sustituirlas por ocultaciones agrupadas producidas por el giro de pantallas alrededor de la lente, y evitando las luces rojas y verdes que se reservaban únicamente para las luces locales como las de balizamiento de los puertos.
LINTERNAS
Son el elemento protector de la luz que es la razón de ser de un faro. Su tamaño viene derivado de las dimensiones necesarias para albergar el sistema óptico y la fuente luminosa, con un espacio suficiente para manipularlos, repararlos y revisarlos.
En los faros de leña o carbón eran abiertas y consistían en una cúpula protectora sostenida por apoyos verticales.
Las de aceite estaban protegidas por cristales de baja calidad y pequeño tamaño.
A mediados del siglo XIX eran de forma poligonal o cilíndrica, con montantes verticales. El número de lados dependía de la categoría del faro. En las cilíndricas se usaban cristales curvos.
La siguiente mejora fue el uso de las de montantes helicoidales para evitar zonas de oscuridad.
Con el uso de sistemas de iluminación cada vez más potentes ya no fueron necesarias ópticas de grandes diámetros.
La cúpula transparente fue otra innovación que se empezó a aplicar. Tenía el objeto de servir también de orientación a la navegación aérea.
En cuanto a los materiales empleados para fabricarlas, se utilizó el bronce o hierro fundido para los montantes, el cobre para la cúpula y el palastro o hierro fundido para el basamento.
Los problemas que se planteaban para el máximo aprovechamiento de las fuentes luminosas no afectaban únicamente al diseño de las lámparas o al tipo de combustible. Factores fundamentales fueron el cómo conseguir que la escasa radiación no se perdiesen casi íntegramente y llegasen en la mayor medida posible al ojo del navegante.
Por otra parte, el aumento del número de luces obligaba al estudio de algún método que pudiera diferenciar unos de otro, indicando al marino su situación aproximada.
Los reflectores
La primera idea para resolver el problema fue la de situar un espejo reflector detrás de la llama. El inconveniente del limitado ángulo de visión que producía, se resuelve con la primera luz giratoria, instalada en el faro de Carlsten (Suecia).
Esta forma de aprovechamiento de los rayos por reflexión es conocida como catóptrica.
Las lentes
La aplicación de las lentes para refractar y concentrar los rayos de una fuente luminosa en un haz paralelo se realizó por primera vez en los faros ingleses. El humo de las lámparas y la gran absorción de los gruesos cristales arrinconaron esta idea. Para evitar este inconveniente, en 1748, Buffon había sugerido cortarlo en rebanadas, puliendo las caras. Cinco años más tarde, Condorcet propuso hacer las lentes en piezas separadas. Sin embargo, hasta que Fresnel descubrió en 1819 los aparatos lenticulares, no se había reconocido la importancia que tenía este sistema que ha llegado a ser casi exclusivo.
Basado en eliminar la parte del cristal que no tenía efectividad y que producía las aberraciones y distorsiones, Fresnel llegó a la solución buscada con la lente escalonada conocida como dioptrio.
La necesidad de distinguir los faros llevó a la aplicación de varios métodos que fueron evolucionando y mejorando. Las bases generales, que son las que hoy esencialmente subsisten, eran las siguientes: las apariencias empleadas debían ser las de destellos relámpagos de color blanco, en agrupaciones de corto número y de sencilla combinación, de modo que para el reconocimiento de una luz no se emplease tiempo superior a un minuto. Las apariencias debían ser distintas en un radio de 100 millas para los faros de recalada y 50 para los de costa, evitando luces fijas para sustituirlas por ocultaciones agrupadas producidas por el giro de pantallas alrededor de la lente, y evitando las luces rojas y verdes que se reservaban únicamente para las luces locales como las de balizamiento de los puertos.
LINTERNAS
Son el elemento protector de la luz que es la razón de ser de un faro. Su tamaño viene derivado de las dimensiones necesarias para albergar el sistema óptico y la fuente luminosa, con un espacio suficiente para manipularlos, repararlos y revisarlos.
En los faros de leña o carbón eran abiertas y consistían en una cúpula protectora sostenida por apoyos verticales.
Las de aceite estaban protegidas por cristales de baja calidad y pequeño tamaño.
A mediados del siglo XIX eran de forma poligonal o cilíndrica, con montantes verticales. El número de lados dependía de la categoría del faro. En las cilíndricas se usaban cristales curvos.
La siguiente mejora fue el uso de las de montantes helicoidales para evitar zonas de oscuridad.
Con el uso de sistemas de iluminación cada vez más potentes ya no fueron necesarias ópticas de grandes diámetros.
La cúpula transparente fue otra innovación que se empezó a aplicar. Tenía el objeto de servir también de orientación a la navegación aérea.
En cuanto a los materiales empleados para fabricarlas, se utilizó el bronce o hierro fundido para los montantes, el cobre para la cúpula y el palastro o hierro fundido para el basamento.
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