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viernes, 18 de noviembre de 2016

Faros Romanos

Si las referencias históricas de los faros prerromanos son escasas, no sucede lo mismo en lo que a los romanos concierne. La existencia confirmada de más de veinte en aquella época, da una idea aproximada de la importancia que llegaron a alcanzar.

Atendiendo a los datos que se poseen, tres son los tipos básicos en los que se fundamentan los conocimientos sobre ellos: las representaciones gráficas (monedas, grabados y mosaicos), las citas y descripciones escritas, y los restos mejor o peor conservados que de algunos existen.

Dichos datos corresponden únicamente a los ejemplos más característicos, bien porque su valor arquitectónico o histórico hayan justificado mencionarlos, o porque la solidez de su construcción les ha permitido superar el paso del tiempo. Así, otros más sencillos habrían desaparecido por su ubicación y la acción de los elementos naturales y las guerras, lo que traería un número de luces bastante superior a las que se conocen.

Las estructuras de las torres no obedecieron, como norma general, a un modelo específico. Formas cilíndricas, cónicas y prismáticas de secciones constantes y decrecientes, y uno o varios pisos, respondían más a un criterio de estabilidad y resistencia en función de la zona de emplazamiento, la altura y las dimensiones, que a una tipología normalizada.

Los sistemas de iluminación más corrientes eran el fuego de leña y las lámparas de aceite de oliva.

España, Italia, Francia, Inglaterra, Grecia y las costas de Asia y el norte de África, fueron emplazamientos de faros romanos. Algunos de los más importantes son:
- Italia: faros de Ostia, Messina y Pozzuoli.
- Faros de Asia y África: Cartago, Leptis Magna y Laodicea.
- Francia: la Turris Ardens y Forum Julli.
- Inglaterra: el faro de Dover.
- España: Torre de Hércules.


TORRE DE HÉRCULES
Al norte de la Coruña, sobre una loma de 57 metros de altura, se levanta el faro de la Torre de Hércules cimentado sobre una plataforma circular, sobre un terreno que ha contemplado el paso de numerosos pueblos y civilizaciones.

El faro fue construido, con toda probabilidad, en la segunda mitad del siglo I o en los primeros años del siglo II d. C. por mandato del Emperador Trajano. El arquitecto fue Cayo Servio Lupo y se ha utilizado como faro, fortaleza y atalaya.

Esta singular construcción es de planta cuadrangular y presenta una altura total de 55 metros, de los cuales 34.38 corresponden a la fábrica romana y 21 a la restauración realizada en 1789 para modernizar el sistema de señalización marítima.

Exteriormente, presenta una estructura prismática sobre la que se dispone un remate torreado octogonal con refuerzos de sección triangular en las esquinas, que suaviza el arranque de la base cuadrada. A este primer cuerpo torreado le sucede otro, decreciente en altura, que sirve de base a la linterna en la que se encuentra la potente lámpara.

El fanal que alberga la linterna se construyó en 1804. La torrecilla cilíndrica que se eleva a su lado oculta una escalera de caracol y a la vez asegura el pararrayos. La lámpara emite, cada 20 segundos, un grupo de cuatro destellos blancos, con un alcance de 23 millas náuticas.



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